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Con cuidado, pero sin miedo

Es cuestión de poner el canal de noticias de preferencia de cada uno para entrar en pánico, ya que estamos en la segunda ola, récord de contagios, máxima ocupación de UTI's desde el comienzo de la pandemia, etc. Y si el periodismo no ayuda nada de nada, la política en general tampoco se queda atrás. Pocas señales de lucidez a la vista, si no es por especulaciones políticas es por mezquindades y así y todo se va llevando el mundo en pandemia en esta parte del mundo llamada Argentina.


Uno se pregunta a veces ¿por qué todo tan así? Sí, hay una pandemia, sí la torpeza de los funcionarios nacionales hizo que nos pegara de lleno, sí es el peor momento estadísticamente hablando pero la pregunta fundamental es ¿por qué empeoraron tanto los números? Bueno si tuviese que decirle al presidente qué decir no sabría, pero sí sabría qué no decir: que el sistema de salud se relajó o que las fiestas clandestinas (en declive por la vuelta al trabajo de los clandestineros más grandes, regreso a clases de los más adolescentes y el factor climático, o sea, el frío) no fueron. Un trabajador esencial, yo creo que cualquiera, pero por las dudas hablo en primera persona, podría haber supuesto otros escenarios que generaron el deterioro de las estadísticas (y todavía no digan "son personas, no estadísticas" porque ya les voy a explicar), fue precisamente la falta de compromiso en mejorar el sistema público de transporte y de esforzarse en descomprimirse. 


Cualquiera que haya hecho uso de su derecho constitucional a la libre circulación y etc. por motivo de trabajo, consulta médica, asistencia, lo que sea, se habrá dado cuenta de tres cosas: controles relajados, baja frecuencia/demoras en el servicio y, quizás consecuencia de estas dos primeras cosas mayoritariamente, una aglomeración desmedida de pasajeros para una situación normal, o sea que para una situación pandémica digamos es mil veces peor. 


En cuanto a la relajación de los controles son comprensivas en cierto punto: uno no es prefecto o gendarme o policía para estar turnos enteros controlando que la aplicación, que el fulano, que el papelito y no sé qué, mientras a una cuadra de la estación se delinque a diestra y siniestra. No digo que las fuerzas policiales tienen uff unas ganas de salir a cazar delincuentes, pero tampoco se les nota entusiasmo en lo controles. 


La segunda "relajación" que mencioné, el de las frecuencias y demoras de transportes, uno se pregunta ¿cómo pueden tener lugar en este contexto? ¿quién es/qué hace el ministro de transporte? Un solo tren que se atrasa es el doble de personas en un solo tren, regla de tres simples digamos: donde viajan 50 personas por vagón de golpe tenes 100 personas con menos espacio y ventilación, en otras palabras, un foco de contagio peor que un bar, peor que una clandestina de 15 o 20 personas en el patio de la casa de alguien. Y ésta relajación del y los ministros de transportes son los grandes culpables del aumento de contagios, ahí vaya mr. president a tirar orejas ¿o es que Massa no lo deja? 


La tercera "relajación" ya implica a todos los funcionarios de todos los ministerios, que si estuvieron trabajando para evitar el corrimiento del horario pico me encantaría saberlo, porque a la vista de los resultados a medida que el teletrabajo se fue dejando al transporte público volvió la hora pico sin ningún reparo más que barbijos más o menos bien puestos. 


Ahora bien, ya dichas las "relajaciones" que considero fueron las causantes de la situación actual, hay que hablar de las estadísticas. Generalmente cuando hablo  o se habla de estadísticas siempre digo "son personas, no números". Bueno, excepcionalmente hablé de estadísticas sin reparos porque lo que está en boca de todos son las estadísticas lisa y llanamente. Los números son cuestión de verlos para alarmarse y poner el grito en el cielo, pero es llamativo que coincida con el aumento de testeos y de testeos a personas con síntomas ¿no? Digo, es como pescar es una pescadería. Más que revelar una situación catastrófica actual, lo que refleja es una inoperancia de antaño. O bueno, de hace un año. 


También hablando de números, hay que hablar de contexto: el porcentaje de UTI's ocupadas por covid no está variando significativamente, el factor clave de todo esto es que las UTI's se están usando no solo para covid, sino para tratamientos postergados desde el año pasado y el parate general. La "relajación" del sistema de salud no es más que el trabajo postergado el año pasado y los daños colaterales generados por el mismo. Me parece que prender todas las alarmas con números sin contextualizar para asustar es una estrategia que ya no está funcionando y se está ganando el rechazo de mucha gente.


No hay que ser muy pillo para conectar estos datos inconexos que nos tiran por la cabeza todos los días para que maquinemos, de hecho es muy lamentable cómo pareciera que los funcionarios están en una caja de cristal y cuando les llegan informes empiezan a patalear sin saber qué decisión desesperada tomar para evitar que una bomba les explote en la cara. No hay que desesperarse y restringir la circulación y reuniones en espacios públicos. Hay que andar con cuidado pero sin miedo: no fueron los bares, fueron los hombres de gris que en la función pública no demostraron otra cosa que falta de ideas para afrontar la crisis que genera el covid. 


El tiempo ganado con las cuarentenas no tendría que haber sido otro tiempo más que para ampliar la capacidad del sistema de salud, de adaptar los lugares de trabajo y trabajar en crear una metrópolis 24/7 en lugar de una con horario pico y sálvese quien pueda en el transporte público. Dejen descansar las clandestinas, dejen los bares en paz y las garantías constitucionales sin tocarles un pelo, no hace falta, lo único que se necesita es el compromiso, la aptitud y las ideas.


En todo caso, si la estrategia va a ser el cierre total o medidas similares a las del año pasado, también acuérdense de las medidas asistencialistas, que dicho sea de paso, las del año pasado fueron miserables. Pero como dicen, año nuevo, vida nueva: ojalá no cometan los mismos errores que el año pasado.


Todo esto no es para desligarnos a nosotros de la responsabilidad social que tenemos de cuidarnos, pero sin miedo, el miedo solo a Dios y a la inoperancia de algunos ministros (un poquito).

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